Te estarás preguntando, ¿cómo puede ser, entonces, que no estemos enfermos la mayor parte del tiempo? Para responder esta pregunta necesitamos, primero, entender cómo funciona el sistema inmune.
Definición del sistema inmune
La inmunidad es la capacidad que tiene un organismo de defenderse la invasión y la reproducción de agentes externos patogénicos y prevenir el desarrollo de las enfermedades que puedan provocar.
El sistema inmune es un conjunto de diferentes proteínas, células, tejidos, órganos y mecanismos cuya función es detectar, eliminar y generar inmunidad frente a agentes extraños y/o perjudiciales que invaden el organismo.
La acción coordinada de los elementos que forman parte del sistema inmune ante agentes extraños y/o perjudiciales es la respuesta inmune.
Los antígenos son moléculas capaces de activar el sistema inmune y desencadenar una respuesta inmune.
Todos los organismos vivos son capaces de responder y defenderse de organismos patógenos perjudiciales. Sin embargo, los mecanismos de defensa más avanzados son característicos de los animales vertebrados, incluyendo al ser humano.
Órganos del sistema inmune
El componente principal del sistema inmune es el sistema linfático. Algunos de los principales órganos del sistema linfático son: la médula ósea, el bazo y el timo. A continuación resumimos su papel en el sistema inmune.
El sistema linfático ayuda al sistema inmune
El sistema linfático está formado por órganos, vasos y tejidos que transportan un líquido transparente, conocido como linfa, por todo el cuerpo. En la linfa se acumulan diversas células y microorganismos; incluyendo células dañadas, células cancerosas, virus y bacterias. Este líquido linfático ayuda a transportar a los linfocitos (un tipo de leucocitos) hacia los lugares del cuerpo donde se necesitan. Además de la linfa, el cuerpo contiene unas 600 glándulas conocidas como ganglios linfáticos. Estas glándulas linfáticas ayudan a producir y almacenar linfocitos y otros leucocitos. Además, ayudan a filtrar y eliminar células dañadas y cancerosas de la linfa.
El papel de la médula ósea en el sistema inmune
La médula ósea es un tejido esponjoso situado en el interior de los huesos. En la médula ósea se producen los leucocitos, las plaquetas y los glóbulos rojos o eritrocitos.
Los leucocitos son las células inmunocompetentes; es decir, las células que participan en la respuesta inmune.
Las plaquetas son fragmentos celulares que se encuentran en la sangre y que sirven para detener las hemorragias, mediante la coagulación.
Los eritrocitos desempeñan una función recientemente descubierta en el sistema inmune: entrar en contacto con unas proteínas llamadas citocinas para promover inflamación.
El papel del bazo en el sistema inmune
El bazo es un órgano con dos funciones diferentes:
- Filtrar y eliminar las células sanguíneas dañadas.
- Ayudar a producir leucocitos.
La función del timo en el sistema inmune
El timo es un pequeño órgano situado en el pecho, cerca del corazón. En este órgano se lleva a cabo la maduración de los linfocitos T, producidos en la médula ósea. A medida que el organismo envejece, el timo reduce su tamaño y se convierte en tejido graso; como consecuencia, la producción de células T disminuye progresivamente. Los organismos con un timo dañado o ausente son más vulnerables a infecciones.
El funcionamiento del sistema inmune
El sistema inmune puede responder a un patógeno o sustancia externa de dos formas; dependiendo del tipo de respuesta inmune, se pueden distinguir dos partes:
- El sistema inmune innato: es el conjunto de elementos (leucocitos y sus mecanismos) que participan en la respuesta inmune innata o inespecífica.
- El sistema inmune adaptativo: es el conjunto de elementos (leucocitos y sus mecanismos) que participan en la respuesta inmune adaptativa o específica.
El sistema inmune innato y la inmunidad innata
El sistema inmune innato es el responsable de la inmunidad innata o natural. El sistema inmune se encarga de evitar que se produzcan todo tipo de infecciones, utilizando tanto barreras físicas y químicas como células defensivas inespecíficas durante la respuesta inmune innata.
Por ejemplo, nuestra piel y la mucosa que cubre las aberturas del cuerpo (como los ojos y la nariz) sirven de barrera para prevenir enfermedades. La piel, las lágrimas, la cavidad nasal y la saliva contienen lisozimas: enzimas capaces de destruir a los microorganismos patógenos.
Otro ejemplo de barrera química es el estómago, cuyo ácido gástrico (una solución de alta acidez) es capaz de destruir los patógenos de los alimentos.
Cuando un patógeno logra superar estas barreras e invade el organismo, el sistema inmune innato puede responder de distintas maneras:
- Una de ellas es provocando inflamación en la zona infectada por el patógeno, lo que promueve la intervención de distintos leucocitos.
- La fiebre es otra característica de la respuesta inmune innata, ya que las altas temperaturas pueden ayudar a eliminar a los patógenos o a frenar su reproducción.
El sistema del complemento también forma parte del sistema inmunitario innato. Consiste en un conjunto de proteínas que se activan cuando se detecta un patógeno invasor. El sistema del complemento apoya y potencia la respuesta inmune innata, al promover la inflamación, eliminar a los patógenos de forma directa o etiquetarlos para que los leucocitos encargados de destruirlos los puedan identificar más fácilmente.
El sistema inmune adaptativo y la inmunidad adaptativa
El sistema inmune adaptativo es el responsable de la inmunidad adaptativa o adquirida. El sistema inmune adaptativo se encarga de responder ante agentes patógenos o antígenos específicos, a través de la respuesta inmune adaptativa. El sistema inmune adaptativo tiene memoria; es decir, si se detecta un patógeno por primera vez, el sistema inmune puede recordarlo y combatirlo más rápidamente la próxima vez.
Los leucocitos más importantes que forman parte del sistema inmune adaptativo son los linfocitos B y los linfocitos T. Según el tipo de células que participan y los mecanismos de defensa, el sistema inmune adaptativo puede llevar a cabo dos tipos de respuesta inmune adaptativa:
- La respuesta inmune adaptativa humoral
- La respuesta inmune adaptativa celular
Inmunidad humoral: la respuesta adaptativa humoral
La respuesta inmune adaptativa humoral es la responsable de la inmunidad humoral. Esta respuesta inmune se activa cuando se detectan antígenos de agentes externos y extraños. A continuación, los linfocitos B se activan y se diferencian, creando dos tipos de células especializadas: los linfocitos B de memoria y las células plasmáticas.
- Los linfocitos B de memoria recuerdan el patógeno actual, lo que hace que la producción de anticuerpos sea más rápida en el futuro.
- Las células plasmáticas producen y liberan anticuerpos dirigidos específicamente contra los antígenos que han activado la respuesta inmune. Los anticuerpos son proteínas capaces de neutralizar a los antígenos o señalizarlos para que sean eliminados por otros leucocitos.
Inmunidad celular: la respuesta adaptativa celular
La respuesta inmune adaptativa celular es la responsable de la inmunidad celular. En la respuesta inmune celular participan los linfocitos T, los macrófagos y las citocinas.
- La función principal de los linfocitos T es la de eliminar y/o señalizar tanto agentes patógenos externos como células defectuosas del propio organismo, como las células cancerosas. Hay varios tipos de linfocitos T, cada uno con una función diferente, entre los que se encuentran: los linfocitos T auxiliares, los linfocitos T citotóxicos y los linfocitos T reguladores.
- Los macrófagos son células especializadas que fagocitan antígenos y los señalizan para que los linfocitos T puedan detectarlos. También ayudan a los linfocitos T liberando citocinas.
- Las citocinas son proteínas que ayudan a las células a comunicarse y regulan la respuesta inmune e inflamatoria.
¿Qué es un sistema inmune hiperactivo?
En ocasiones, el sistema inmunitario puede responder de forma exagerada contra agentes extraños como el polvo, el moho, el polen, la caspa de las mascotas o los alimentos. Estos agentes se denominan alérgenos y las respuestas inmunes exageradas que provocan se denominan reacción alérgica.
¿Cómo puede dañarse el sistema inmune?
El sistema inmunitario puede resultar dañado por agentes patógenos, como los virus, o por el estilo de vida.
- Ciertas actividades como fumar, consumir alcohol o alimentarse mal afectan al sistema inmune y a la producción y actividad de los leucocitos.
- Ciertos agentes patógenos, como el VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana), dañan el sistema inmunitario, al atacar y destruir los leucocitos, reduciendo la capacidad de combatir infecciones leves, como un resfriado común.
Sistema Inmune - Puntos clave
El sistema inmune es un conjunto de diferentes proteínas, células, tejidos, órganos y mecanismos cuya función es detectar, eliminar y generar inmunidad frente a agentes extraños y/o perjudiciales, caracterizados por sus antígenos, que invaden el organismo.
La acción coordinada de los elementos que forman parte del sistema inmune ante agentes extraños y/o perjudiciales es la respuesta inmune.
La inmunidad es la capacidad que tiene un organismo de defenderse de la invasión y el desarrollo de agentes externos patogénicos, y prevenir el desarrollo de las enfermedades que puedan provocar.
Los antígenos son moléculas capaces de activar el sistema inmune y desencadenar una respuesta inmune.
Existen diferentes tipos de inmunidad, dependiendo del tipo de respuesta inmune (innata o inespecífica y adaptativa o específica), es decir, de los elementos del sistema inmune que participan.
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