¿Qué beneficios tiene el ejercicio terapéutico pasivo para la rehabilitación?
El ejercicio terapéutico pasivo ayuda a mejorar la circulación, mantener el rango de movimiento, prevenir la rigidez articular y reducir el dolor. Además, favorece la recuperación muscular al permitir la movilización de tejidos sin esfuerzo activo del paciente, crucial en etapas tempranas de rehabilitación tras lesiones o cirugías.
¿Cómo se diferencia el ejercicio terapéutico pasivo del activo?
El ejercicio terapéutico pasivo es aquel en el que el paciente no participa activamente en el movimiento, sino que es asistido por un terapeuta o dispositivo, mientras que el ejercicio activo requiere la participación voluntaria del paciente para realizar los movimientos por sí mismo.
¿Cómo se realiza correctamente el ejercicio terapéutico pasivo?
El ejercicio terapéutico pasivo se realiza utilizando técnicas en las que un fisioterapeuta o un aparato mueve el cuerpo del paciente sin el esfuerzo activo de este. Se debe mantener una técnica adecuada evaluando la movilidad del paciente, asegurando una ejecución lenta y controlada, respetando límites de movilidad y evitando el dolor.
¿En qué condiciones médicas se recomienda el ejercicio terapéutico pasivo?
El ejercicio terapéutico pasivo se recomienda en condiciones médicas que limitan la movilidad del paciente, como parálisis, después de cirugías ortopédicas, en ciertos tipos de artritis o lesiones neurológicas, para mantener la flexibilidad articular, prevenir la rigidez y promover la circulación sanguínea sin que el paciente realice esfuerzo activo.
¿Cuáles son los riesgos o contraindicaciones del ejercicio terapéutico pasivo?
El ejercicio terapéutico pasivo puede provocar lesiones si se aplica incorrectamente, especialmente en personas con fracturas recientes, infecciones agudas o inflamaciones severas. También existe riesgo de dolor muscular o articular. Es crucial evitarlo en caso de trombosis venosa profunda, inestabilidad articular o tras cirugías recientes sin autorización médica.