John Stuart Mill

John Stuart Mill y el utilitarismo

Impresionado y educado por su padre, John Stuart Mill escudriñó y teorizó el utilitarismo durante toda su vida. En 1863, John Stuart Mill publicó su defensa de este enfoque de la ética en su ensayo Utilitarismo. En lugar de los argumentos estándar que le enseñó su padre, Stuart Mill desarrolló su perspectiva única basada en tres principios centrales.

La idea del utilitarismo de John Stuart Mill

Las perspectivas utilitaristas de John Stuart Mill son:

• La felicidad derivada del placer posee un valor intrínseco único.
• La felicidad cuenta por igual para todos.
• Cuando las acciones promueven la felicidad, son correctas. Cuando las acciones producen infelicidad, son incorrectas.

Para comprender mejor lo que John Stuart Mill quería decir con esas tres ideas, es necesario entender mejor la definición de felicidad de Mill. En el Utilitarismo, Mill describió la felicidad como "el único fin de la acción humana, y su promoción la prueba para juzgar toda conducta humana; de donde se deduce necesariamente que debe ser el criterio de la moralidad, puesto que una parte está incluida en el todo".

Reconociendo los peligros de que esta definición de la felicidad se asociara con el hedonismo, Mill diferenció entre "placeres superiores" y "placeres inferiores", siendo los placeres superiores los materiales intelectualmente estimulantes y los placeres inferiores los placeres sensuales. En cierto modo, esto resolvió algunos de los problemas de Mill y abrió otros nuevos. Por ejemplo, ¿quién tiene la autoridad absoluta para afirmar qué placeres son superiores e inferiores? La división de los placeres es bastante subjetiva, indicativa de las influencias más románticas de Mill.

John Stuart Mill y el principio del daño

Entre sus ideas sobre por qué las personas actúan como actúan, o cómo deberían actuar, John Stuart Mill era un firme defensor de la libertad personal: la libertad de actuar como uno quiera. La libertad personal no estaba exenta de limitaciones.

En Sobre la libertad, Mill define el principio del daño como "el único propósito por el que puede ejercerse legítimamente el poder sobre cualquier miembro de una comunidad civilizada, en contra de su voluntad, es evitar el daño a los demás". Por "daño", Mill no se refiere únicamente al daño físico. Por ejemplo, considera un daño el incumplimiento de una obligación hacia alguien.

A John Stuart Mill le preocupa principalmente preservar la libertad personal frente a las amenazas de un estado autoritario o de un estado de violencia e intención sin sentido. Su principio del daño aborda ambos problemas, estableciendo la necesidad de libertad dentro del utilitarismo.

John Stuart Mill y los derechos de la mujer

Como reformador social, John Stuart Mill fue un firme partidario del sufragio femenino. Desde la perspectiva de la libertad personal, Mill criticaba las limitaciones de la libertad de la mujer en la sociedad. Creía que hombres y mujeres eran igualmente capaces de tener un carácter virtuoso y hacer el bien. Ampliando este modo de pensamiento, Mill veía la incapacidad legal de las mujeres para votar como un impedimento para proporcionar utilidad social; la mitad de la población se veía afectada por leyes sobre las que no tenían voz directa.

John Stuart Mill expresó sus opiniones en La sujeción de la mujer. Aunque su punto de vista social sobre el sufragio femenino se basaba en su filosofía, su esposa, Harriet Taylor, influyó sin duda en su perspectiva sobre el tema. Mill consideró a Taylor coautora de algunas de sus obras, adorándola durante más de dos décadas de su vida.