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Comprender el concepto de Impuesto Mínimo Global
Si alguna vez te has preguntado sobre los impuestos y la economía mundial, estás en el lugar adecuado. Aquí profundizaremos en el concepto de impuesto mínimo global y su influencia en la microeconomía. Al final, serás capaz de comprender el principio, la historia y la definición del impuesto mínimo global. ¿Preparado? Vamos a sumergirnos.
Definición: ¿Qué es el Impuesto Mínimo Global?
Un Impuesto Mínimo Global es un acuerdo internacional establecido para fijar un tipo impositivo base para las empresas multinacionales, independientemente de dónde tengan su sede. Esto garantiza que las empresas paguen una cantidad mínima de impuestos, sin explotar las jurisdicciones de baja tributación para reducir sus pagos fiscales. En otras palabras, es una forma de fijar un suelo para los tipos impositivos de las empresas, a fin de garantizar una competencia leal.
Imagina una multinacional tecnológica con sede en el País A y un tipo del impuesto de sociedades del 15%. Sin embargo, tiene una oficina en el País B, donde el tipo del impuesto de sociedades es sólo del 5%. Normalmente, para maximizar los beneficios, podrían trasladar sus beneficios al País B. Con un Impuesto Mínimo Global en vigor, se les exigiría pagar al menos el tipo mínimo, independientemente del país en el que declaren sus beneficios.
El principio del Impuesto de Sociedades Mínimo Global
El Impuesto de Sociedades Mínimo Global pretende resolver un problema habitual en el régimen fiscal internacional: el traslado de beneficios. Al establecer un tipo impositivo mínimo, pretende superar el problema de la erosión de la base imponible y el traslado de beneficios (BEPS) por parte de las empresas multinacionales. He aquí algunos principios clave:
- Todas las empresas multinacionales deben pagar un nivel mínimo de impuestos, independientemente de su jurisdicción.
- Debe mantenerse la igualdad de condiciones para evitar una competencia fiscal malsana entre jurisdicciones.
- Deben distribuirse derechos fiscales justos entre los distintos países, haciendo hincapié en las actividades económicas y la creación de valor.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha desempeñado un papel decisivo en la elaboración de principios en torno al impuesto mínimo mundial. Merece la pena señalar que un impuesto de este tipo puede tener consecuencias sustanciales para las empresas, incluidas las decisiones estratégicas sobre la ubicación y la estructura empresarial.
Historia y desarrollo del impuesto mínimo global
La idea de un impuesto mínimo global se remonta al siglo XX, y fue objeto de un amplio debate y escrutinio en medio de la creciente globalización e interconexión de las economías. A lo largo de las últimas décadas, el concepto se ha ido moldeando y evolucionando, teniendo en cuenta la dinámica cambiante de los sistemas económicos mundiales. Sin embargo, hasta hace poco, en 2021, no cobró fuerza, cuando EEUU propuso un tipo impositivo mínimo global del 15% para las empresas multinacionales.
1923 | Introducción de los tratados de doble imposición |
1980's | Aumento de los debates sobre el impuesto mínimo global |
2021 | Estados Unidos propone un tipo impositivo mínimo global del 15 |
Para aclararnos, consideremos el acuerdo del G7 en 2021. Tras años de negociación, las naciones más ricas del mundo acordaron respaldar un impuesto mínimo global de al menos el 15% sobre las empresas multinacionales. Esto forma parte de sus esfuerzos más amplios por revisar las normas fiscales internacionales y garantizar una distribución más justa de los ingresos obtenidos por las empresas mundiales. Se trata de un paso importante en la historia del impuesto mínimo global. Sin embargo, el acuerdo aún no es definitivo; requiere la aprobación de un conjunto mayor de países para su aplicación.
¿Por qué implantar un Impuesto Mínimo Global?
Abordar la cuestión de por qué introducir un impuesto mínimo global empieza por el meollo del asunto: la barrera del actual sistema fiscal internacional. En realidad, las empresas multinacionales a menudo refugian sus beneficios en naciones de baja tributación y en paraísos fiscales, trasladando las deducciones a países de alta tributación, reduciendo así significativamente su responsabilidad fiscal global. Hay una necesidad imperiosa de poner fin a esto, y ahí es donde entra en juego la aplicación de un impuesto mínimo global.
La importancia de un impuesto mínimo mundial
La introducción de un impuesto mínimo global tiene importantes ramificaciones para el comercio internacional, la gobernanza y la igualdad económica. Veámoslas en detalle:
Evitar la evasión fiscal: Un impuesto mínimo global ayudaría a contrarrestar las estrategias utilizadas por las empresas multinacionales para reducir sus obligaciones fiscales trasladando los beneficios a jurisdicciones de baja tributación.
En la actual estructura fiscal internacional, las naciones con tipos impositivos elevados suelen perder la parte que les corresponde de los impuestos de las empresas multinacionales, una de las principales fuentes de ingresos. Una base impositiva uniforme ayudaría a rectificar este desequilibrio.
Imagina un escenario en el que una empresa multinacional obtiene considerables beneficios de sus operaciones en el país X, que tiene un tipo del impuesto de sociedades del 25%. Sin embargo, la empresa, en un intento de minimizar sus obligaciones fiscales, declara estos beneficios en el País Y, que tiene un tipo impositivo de sólo el 10%. Esto, a su vez, hace que el País X pierda ingresos fiscales potenciales. Este es el tipo de problema que pretende resolver un Impuesto Mínimo Global.
Un impuesto de este tipo no trata simplemente de llenar las arcas, sino que pretende demostrar una equidad fiscal que conduzca a la justicia socioeconómica.
Un impuesto mínimo global podría tener profundas implicaciones en la desigualdad de la riqueza. Al garantizar que las empresas multinacionales no puedan eludir el pago de sus impuestos, podemos fomentar infraestructuras públicas más sólidas y aplicar políticas económicas más equitativas. Todo ello podría desempeñar un papel central a la hora de abordar la desigualdad de ingresos y riqueza en todo el mundo.
Factores que impulsan la introducción del Impuesto Mínimo Global
Un amplio abanico de factores está impulsando la introducción de un impuesto mínimo mundial, sobre todo relacionados con la economía internacional y el comportamiento de las empresas. Exploremos las principales razones:
Digitalización de la economía: La digitalización de la economía y el auge de las empresas tecnológicas han planteado nuevos retos fiscales. Las leyes fiscales tradicionales se basan en gran medida en una presencia física, pero las empresas digitales pueden tener una presencia económica significativa sin una presencia física sustancial.
Además, el mundo ha sido testigo de un nivel de integración económica sin precedentes. El comercio mundial y las transacciones transfronterizas han alcanzado su cenit, lo que hace necesaria la revisión de las normas fiscales para adaptarse a esta "economía sin fronteras".
Consideremos un gigante tecnológico mundial como XYZ. Con la llegada de la economía digital, XYZ puede ofrecer sus servicios, como almacenamiento en la nube, servicios de streaming, a consumidores de todo el mundo, sin necesidad de tener presencia física en esos países. Esto hace que sea increíblemente difícil gravar a empresas como XYZ con las normas fiscales vigentes.
Por último, las agresivas estrategias de planificación fiscal de las empresas multinacionales han hecho que los países pierdan la parte que les corresponde de los ingresos fiscales. La consiguiente pérdida de ingresos ha incentivado a los países a buscar soluciones, lo que ha llevado a la propuesta de un impuesto mínimo mundial.
A raíz de la pandemia de COVID-19, los gobiernos de todo el mundo se enfrentan a una escasez de ingresos y a un aumento del gasto público, lo que intensifica la necesidad de reformas fiscales integrales. Esto ha puesto en el punto de mira cuestiones fiscales internacionales, como el traslado de beneficios y la evasión fiscal de las empresas multinacionales, obligando a las autoridades a acelerar la introducción de un impuesto mínimo global.
Ventajas e inconvenientes de un impuesto mínimo global
Como cualquier cambio político, la implantación de un impuesto mínimo global tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Estudiémoslos detenidamente. Quizá te preguntes: "¿por qué es una buena idea?" o "¿qué podría tener de malo un impuesto uniforme en todo el mundo?". Ambas cuestiones, y muchas más, se abordarán a continuación.
Ventajas de un impuesto mínimo mundial
La implantación de un impuesto mínimo mundial tendría una serie de ventajas potenciales para la comunidad internacional, especialmente para combatir la evasión fiscal de las empresas y fomentar la competencia leal. Analicemos estas ventajas:
Eliminación de la competencia desleal: Un impuesto mínimo mundial, al establecer la igualdad de condiciones, impediría a las empresas multinacionales aprovecharse de las ventajas fiscales que ofrecen unos países sobre otros. Esto ayudaría a las naciones a competir en factores no fiscales, como la infraestructura, la mano de obra y el estado de derecho.
Los países podrían dejar de competir a la baja para ofrecer los tipos impositivos más bajos del impuesto de sociedades con el fin de atraer a las grandes empresas.
Consideremos un caso en el que IDTech, una empresa tecnológica multinacional, está decidiendo entre el País P y el Q para su nueva sede. El país P tiene más que ofrecer en cuanto a infraestructura y mano de obra, pero Q tiene un tipo impositivo de sociedades más bajo. Sin embargo, con la implantación de un impuesto mínimo global, IDTech ya no se dejaría influir por los tipos impositivos más bajos de Q y podría tomar la decisión teniendo en cuenta factores beneficiosos a largo plazo.
Otras ventajas probables son
- Aumentar los ingresos públicos garantizando que las grandes empresas paguen lo que les corresponde.
- Evitar que las empresas utilicen paraísos fiscales y minimizar la evasión fiscal internacional.
- Allanar el camino hacia una distribución más equitativa de los ingresos fiscales a nivel mundial.
Un impuesto mínimo mundial bien ejecutado también podría impulsar indirectamente el desarrollo sostenible, desalentando las prácticas fiscales perjudiciales y promoviendo la justicia socioeconómica. En esencia, garantizaría que la riqueza generada por las empresas globales revierte en las sociedades de todo el mundo. Estas contribuciones financieras podrían apoyar programas públicos cruciales, como la sanidad, la educación y el desarrollo de infraestructuras.
Desventajas de un Impuesto Mínimo Global
Aunque la concepción de un impuesto mínimo global parece prometedora, no está exenta de retos y desventajas. Puede inducir una serie de problemas, que van desde cuestiones jurisdiccionales hasta consecuencias económicas. Estudiémoslos en profundidad.
Autonomía fiscal limitada: Un impuesto mínimo mundial restringiría la autonomía de la política fiscal de los países, lo que podría afectar a su capacidad para atraer inversiones extranjeras y estimular el crecimiento económico mediante condiciones fiscales preferentes.
Esta posible limitación de la autonomía fiscal de un país con un régimen fiscal mínimo mundial podría plantear problemas a los países que dependen de los incentivos fiscales para atraer empresas e inversiones extranjeras.
Tomemos como ejemplo el país Y, que depende en gran medida de los bajos tipos del impuesto de sociedades para atraer empresas extranjeras e impulsar el crecimiento económico. Un impuesto mínimo global afectaría a la capacidad del País Y para mantener estas ventajas competitivas, lo que podría tener implicaciones para su salud económica general.
Además de éstas, persisten otras desventajas:
- La determinación de un tipo mínimo universalmente aceptable podría plantear retos considerables, dada la gran diversidad de fuerzas económicas y estructuras fiscales de los países.
- La aplicación del impuesto mínimo global en todas las jurisdicciones puede encontrar obstáculos debido a las diferencias en los sistemas jurídicos y a la posibilidad de incumplimiento.
- Los países de renta baja pueden sufrir pérdidas de ingresos al no poder aprovechar los bajos tipos impositivos para atraer la inversión extranjera.
También entran en juego consideraciones de equidad. Aunque un impuesto mínimo global pretende mejorar la equidad general, podría perjudicar involuntariamente a ciertas naciones, en particular a las economías en desarrollo. Así pues, un enfoque único para todos puede no conducir invariablemente al resultado más justo. Para garantizar que la propuesta sea lo más equitativa posible, es imprescindible un análisis en profundidad y una aplicación meditada, teniendo en cuenta las circunstancias específicas de los distintos países.
El Impuesto Mínimo Global en todo el mundo
A medida que los debates en torno a un Impuesto Mínimo Global cobran impulso, han suscitado diferentes reacciones en todo el mundo. Algunos países han expresado su apoyo y están dispuestos a participar en este acuerdo. Por otra parte, unos cuantos países cuestionan las implicaciones y prefieren conservar su autonomía fiscal. Profundicemos en cómo están respondiendo diversas naciones a la idea de implantar un Impuesto Mínimo Global.
Países con un Impuesto Mínimo Global: ¿Quiénes participan?
En los últimos años, destacadas economías de todo el mundo se han unido a la idea de un Impuesto Mínimo Global. El objetivo es mitigar la competencia fiscal entre las naciones y garantizar que las empresas multinacionales paguen lo que les corresponde.
Grupo de los Siete (G7): En junio de 2021, el G7, un bloque informal de democracias industrializadas -Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, el Reino Unido y EEUU- acordó respaldar un tipo impositivo mínimo global de al menos el 15%. Este acuerdo es la piedra angular de los debates actuales sobre el Impuesto Mínimo Global.
Además, la propuesta obtuvo una aprobación más amplia tras el respaldo de más de 130 países durante una reunión del Marco Inclusivo OCDE-G20 en julio de 2021.
He aquí cómo sería este acuerdo en la práctica: Una empresa multinacional con sede en cualquiera de estos países tendría que pagar al menos un 15% de impuestos sobre sus beneficios. Esto se aplica incluso si trasladan sus beneficios a un paraíso fiscal o a una jurisdicción con un tipo impositivo inferior al 15%. La diferencia para alcanzar el umbral del 15% tendría que pagarse en el país donde la empresa tiene su sede.
Entre los países destacados que han respaldado el acuerdo se encuentran:
- Australia
- Alemania
- Francia
- Reino Unido
- Estados Unidos
- Canadá
El respaldo de economías tan fuertes muestra un compromiso para detener la erosión de la base imponible y el traslado de beneficios por parte de las empresas multinacionales. Este paso podría remodelar la legislación fiscal mundial, garantizando una distribución más equitativa de los ingresos fiscales y reduciendo la competencia extrema entre las naciones por ofrecer los tipos impositivos más bajos del impuesto de sociedades.
Países que rechazan el concepto de Impuesto Mínimo Global
Aunque el histórico acuerdo marca un cambio para abordar los retos de la normativa fiscal internacional, no todas las naciones están de acuerdo. Algunos países han expresado sus reservas o su oposición frontal a la propuesta de Impuesto Mínimo Global, generalmente por temor a perder autonomía fiscal o por posibles repercusiones negativas en su economía.
Paraísos fiscales: Los países comúnmente denominados "paraísos fiscales", como las Bermudas, las Islas Caimán y otros, suelen tener tipos impositivos nulos o muy bajos para atraer a las empresas extranjeras. Parece probable que estos países se opongan a un Impuesto Mínimo Global, ya que su economía depende en gran medida de estas ventajas fiscales.
Además, algunas naciones en desarrollo tienen recelos sobre la distribución equitativa de los derechos fiscales y las posibles implicaciones financieras.
Tomemos el ejemplo de Irlanda, conocida por su tipo del impuesto de sociedades del 12,5%, que ha actuado como imán para numerosas empresas multinacionales a lo largo de los años. El gobierno irlandés ha expresado su preocupación por el tipo impositivo mínimo global propuesto, porque podría socavar su ventaja competitiva y tener profundas implicaciones en su economía.
Otros países que se han mostrado reticentes a adherirse al acuerdo son:
- Irlanda
- Hungría
- Estonia
Es importante subrayar que un Impuesto Mínimo Global pretende garantizar que las multinacionales paguen lo que les corresponde, en lugar de erosionar la autonomía fiscal. Sin embargo, estas medidas fiscales deben tener en cuenta los niveles de renta, la fortaleza económica y las circunstancias específicas de cada país. Así se garantizaría que la medida no perjudica inadvertidamente a los países, sobre todo a los que intentan desarrollar sus economías mediante inversiones extranjeras.
Impacto e implicaciones del Impuesto Mínimo Global
La aplicación de un Impuesto Mínimo Global repercute significativamente en varias partes interesadas, afectando principalmente a las empresas multinacionales y a las economías de todo el mundo. Al establecer un umbral mínimo para los tipos del impuesto de sociedades, esta reforma modifica el panorama de la fiscalidad internacional y tiene consecuencias sustanciales tanto para la microeconomía como para los factores macroeconómicos. Profundicemos en estas repercusiones e implicaciones.
Cómo afecta el Impuesto Mínimo Global a las empresas
Las empresas, sobre todo las multinacionales, desempeñan un papel importante en la configuración del panorama económico de todo el mundo. Contribuyen en gran medida a la generación de empleo, al fomento de las actividades económicas y también a los ingresos nacionales a través de los impuestos. Con un régimen de Impuesto Mínimo Global, estas entidades pueden enfrentarse a cambios significativos en sus modelos impositivos.
Carga fiscal: Con un Impuesto Mínimo Global, las empresas que tienden a trasladar sus beneficios a jurisdicciones de baja o nula tributación se enfrentarían a una mayor carga fiscal. Se limitaría la disparidad de tipos impositivos entre jurisdicciones, lo que socavaría el atractivo de los paraísos fiscales y podría llevar a las empresas a reajustar sus planteamientos estratégicos respecto al traslado de beneficios.
Tomemos como ejemplo una empresa multinacional, "GreenTech". En la actualidad, opera en 50 países y opta por trasladar los beneficios allí donde los impuestos de sociedades son más bajos. Si se implanta un Impuesto Mínimo Global, los países donde GreenTech declara sus beneficios tienen que aplicar al menos el tipo mínimo global. Esto aumentaría la carga fiscal global de GreenTech, desincentivando el traslado de beneficios y haciendo necesaria una revisión de sus estrategias de planificación fiscal.
Otras posibles repercusiones para las empresas son
- Las empresas podrían reconsiderar la ubicación de sus sedes, la distribución de las inversiones o los acuerdos sobre la cadena de suministro, basándose en factores distintos de los tipos impositivos.
- El coste del cumplimiento podría aumentar, ya que las nuevas normas fiscales pueden ser más complejas, lo que obligaría a las empresas a reevaluar y actualizar sus sistemas y procesos internos.
- La creciente transparencia en materia fiscal podría intensificarse, ya que los mecanismos para controlar y hacer cumplir el Impuesto Mínimo Global podrían dar lugar a más revelaciones, haciendo visibles las estrategias de planificación fiscal.
Este cambio de paradigma en la política fiscal internacional también podría animar a las empresas a invertir más en investigación, desarrollo y otras actividades productivas, a medida que disminuye el atractivo de las estrategias de minimización fiscal. Podría cambiar la forma de operar de las empresas, empujándolas a centrarse en las operaciones comerciales y la rentabilidad, en lugar de en la planificación fiscal internacional.
Impacto del Impuesto Mínimo Global en la Economía y la Microeconomía
Desde un punto de vista económico, la aplicación de un Impuesto Mínimo Global podría dar lugar a importantes cambios macroeconómicos y microeconómicos.
Movilización de ingresos: El Impuesto Mínimo Global podría nivelar potencialmente el terreno de juego al impedir una competencia fiscal internacional perjudicial. Así, los países dejarían de ser los perdedores del traslado de beneficios, garantizando que las empresas contribuyan a los ingresos públicos dondequiera que operen.
Las implicaciones del Impuesto Mínimo Global se extienden mucho más allá, hasta el nivel micro. Influye en el comportamiento de las empresas, en las estructuras de mercado e incluso en la distribución de los recursos. Por ejemplo, las empresas pueden asignar los recursos basándose en los rendimientos potenciales de los negocios reales, y no en las ventajas fiscales de las jurisdicciones. Esto podría infundir una mayor eficiencia en los mercados al distribuir los recursos en función de la rentabilidad empresarial.
Por ejemplo, CON, una empresa global de transporte y logística, podría haber invertido mucho en un país con tipos del impuesto de sociedades significativamente más bajos, a pesar de sus limitadas perspectivas de negocio. Tras la introducción del Impuesto Mínimo Global, CON se replantearía esta estrategia, ya que las ventajas fiscales se han reducido al mínimo. Por lo tanto, esto podría llevar a que el capital se reasignara a regiones con mejores oportunidades empresariales, aumentando la eficiencia económica general.
Otras posibles repercusiones económicas son
- Fomentar una competencia sana entre las naciones, promoviendo factores no fiscales para la elección de la ubicación de las empresas, como el Estado de Derecho, las infraestructuras y la calidad de la mano de obra.
- Repercutir potencialmente en el comercio internacional, ya que las empresas pueden ajustar sus cadenas de suministro en función de los beneficios después de impuestos.
- Equilibrar la distribución global de los derechos fiscales entre los países, afectando a la distribución de la renta entre las economías desarrolladas y en desarrollo.
La introducción de un Impuesto Mínimo Global podría tener el potencial de remodelar fundamentalmente el panorama económico mundial, reduciendo el papel de las prácticas fiscales perjudiciales y creando distribuciones de la renta más equitativas. Aflorarían nuevos retos y oportunidades en el panorama fiscal internacional, empujando a las economías, las empresas y las autoridades fiscales a adaptarse a una nueva norma fiscal mundial.
Predicciones futuras: Efectos del Impuesto Mínimo Global en los próximos años
De cara al futuro, el Impuesto Mínimo Global propuesto podría tener importantes implicaciones a largo plazo para las empresas y las economías, estimulando cambios en la fiscalidad internacional, las políticas fiscales y las estrategias empresariales. Aunque los detalles concretos dependerán de la promulgación final y de los pormenores de la aplicación, comprender estas posibles repercusiones es esencial para la planificación futura.
Normas fiscales: Con la adopción de un Impuesto Mínimo Global, se establecería una nueva norma fiscal global. Los países tendrían que realinear sus políticas fiscales nacionales con esta norma mínima. Además, las empresas tendrían que ajustar su planificación fiscal, sus decisiones de inversión y sus estrategias empresariales a esta nueva norma.
A mayor escala, podría conducir gradualmente a una economía mundial más equilibrada, equitativa y sostenible, mitigando la competencia fiscal y promoviendo prácticas fiscales justas.
Imagina la "ElectronicCo", una multinacional electrónica que opera en 20 países. Cuando entre en vigor el Impuesto Mínimo Global, reevaluará sus estrategias fiscales, financieras y operativas para responder a esta nueva norma fiscal. Mientras tanto, cada uno de los 20 países en los que opera ElectronicCo ajustará su legislación fiscal y sus marcos normativos. Las implicaciones se extenderán a todos los sectores, partes interesadas y niveles, configurando el entorno fiscal y empresarial del futuro.
Los impactos previstos para los próximos años podrían incluir:
- Cambios en el funcionamiento de las empresas, las pautas de inversión y la planificación fiscal, con menos énfasis en la explotación de las lagunas fiscales internacionales.
- Cambios en el panorama empresarial mundial, con una mayor importancia de los factores no fiscales en las decisiones sobre la ubicación de las empresas y las inversiones.
- Una mayor equidad económica mundial con una distribución justa de los ingresos fiscales, que podría reducir las disparidades financieras entre las naciones.
Aunque las implicaciones totales de un Impuesto Mínimo Global sólo se conocerán con el tiempo, está claro que en el horizonte se vislumbran cambios significativos. La economía mundial va a ser testigo de un cambio histórico, en el que se mantendrá la justicia fiscal, creando una base para un crecimiento y un desarrollo más equilibrados.
Impuesto Mínimo Global - Puntos clave
- Impuesto Mínimo Global: Una medida fiscal propuesta para garantizar que las empresas multinacionales no puedan evadir impuestos declarando beneficios en jurisdicciones de baja tributación. Con ello se pretende demostrar la equidad fiscal y podría desempeñar un papel clave a la hora de abordar la desigualdad de ingresos y riqueza en todo el mundo.
- Factores que impulsan el Impuesto Mínimo Global: Entre ellos están la digitalización de la economía, el comercio mundial y las transacciones transfronterizas, la planificación fiscal agresiva de las empresas multinacionales y las consecuencias económicas de la pandemia del COVID-19.
- Ventajas del Impuesto Mínimo Global: Los beneficios potenciales incluyen la eliminación de la competencia desleal, el fomento de la competencia leal, el aumento de los ingresos públicos y el allanamiento del camino hacia una distribución más equitativa de los ingresos fiscales a escala mundial.
- Desventajas del Impuesto Mínimo Global: Las críticas potenciales incluyen la limitada autonomía fiscal de los países, las dificultades para determinar un tipo mínimo universalmente aceptable, los obstáculos para su aplicación debido a las diferencias en los sistemas jurídicos y las posibles pérdidas de ingresos para los países de renta baja.
- Países con un Impuesto Mínimo Global: Muchas economías destacadas de todo el mundo han respaldado la idea de un Impuesto Mínimo Global, como Australia, Alemania, Francia, Reino Unido, EEUU y Canadá. Con ello se pretende mitigar la competencia fiscal y garantizar que las empresas multinacionales paguen los impuestos que les corresponden.
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