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Arquetipos literarios: definición
Los arquetipos literarios son un elemento fundamental de los estudios literarios que pueden encontrarse en casi todas las obras literarias.
Arquetipos literarios- Un personaje, una situación o un símbolo que se repite constantemente a lo largo de la literatura hasta convertirse en un concepto universalmente reconocido.
Los arquetipos hacen que el lector se sienta familiarizado con un personaje, situación o símbolo sin necesidad de explicarlo. Cuatro de los principales tipos de arquetipos literarios son el animal, el yo, la sombra y el personaje. Son aspectos de una historia que has visto muchas veces sin darte cuenta. Por ejemplo, el arquetipo de los amantes cruzados de estrellas puede incluir a los personajes titulares de Romeo y Julieta (1597), Heathcliff y Catherine de Cumbres Borrascosas (1847) o Jack y Ennis de Brokeback Mountain(1997).
Arquetipos literarios: lista y ejemplos
Hay tres categorías principales de arquetipos literarios: los arquetipos de personaje, los arquetipos situacionales y los arquetipos simbólicos.
Arquetipos de carácter
Arquetipos de personajes- Se refiere a un personaje basado en cualidades reconocibles e identificables para el lector.
Hay un total de 11 categorías principales de arquetipos de personajes. Algunos ejemplos de arquetipos de personajes distintos de los que se tratan en esta sección son el forajido, el mago, el explorador, el creador, el inocente, el cuidador, el bufón, el amante y el gobernante.
El héroe
El héroe es una de las formas más antiguas del arquetipo literario. La figura del héroe puede verse en la mitología de todo el mundo, ya que es el personaje principal de la mayoría de las historias folclóricas. En una historia en la que aparece el héroe, el personaje suele intentar superar un obstáculo. El arquetipo del héroe suele poseer rasgos como honorabilidad, valor y confianza. Un ejemplo clásico de héroe es Aquiles en La Ilíada (700-750 a.C.), mientras que un ejemplo más moderno es Katniss Everdeen en Los Juegos del Hambre (2008).
En las historias que utilizan el arquetipo del héroe, éste debe emprender un viaje, durante el cual se verá sometido a importantes pruebas físicas o mentales. Estas pruebas cambiarán al héroe y su visión de la vida. Sin embargo, también verán al héroe triunfar y tener éxito en su viaje.
Héroe bírónico:
Un héroe Byrónico es una forma del arquetipo de héroe creado por Lord Byron. El Héroe Byrónico difiere del arquetipo de héroe convencional en que serán personajes imperfectos. Estos personajes pueden ser cínicos, depresivos o impulsivos, y a menudo son inteligentes y astutos. Este arquetipo tiende a adherirse a creencias básicas estrictas y puede parecer torturado emocionalmente. Ejemplos clásicos del Héroe Byrónico son Don Juan en el "Don Juan" de Lord Byron (1819), el Capitán Ahab en Moby Dick (1851) de Herman Melville y Jay Gatsby en El Gran Gatsby (1925) de F. Scott Fitzgerald.
Antihéroe:
Otra desviación del arquetipo del héroe es el antihéroe. El antihéroe es un marginado social con un código moral que puede ser distinto del de un héroe tradicional. En lugar del honor, el antihéroe puede estar motivado por el interés propio o el pragmatismo. El antihéroe será profundamente imperfecto, y parte del arco argumental puede consistir en que supere estas limitaciones. Ejemplos notables del antihéroe son Meursault en El Extranjero (1942) de Albert Camus, El Narrador en El Club de la Lucha (1996) de Chuck Palahniuk y Alex en La Naranja Mecánica (1962) de Anthony Burgess.
El Sabio
El sabio es un arquetipo de personaje familiar que suele representarse como una figura mayor en la literatura. Este arquetipo suele representarse como un maestro, erudito o mentor del protagonista. Principalmente buscan la verdad y tienen una mentalidad filosófica. El sabio puede ser un modelo positivo o negativo para el héroe, ya que este arquetipo puede guiar al protagonista o manipularlo. Se pueden encontrar ejemplos del sabio en personajes como Gandalf en El Señor de los Anillos (1954) de J.R.R Tolkien, Albus Dumbledore en Harry Potter (1997-2007) de J.K Rowling, o Julian Morrow en La Historia Secreta (1992) de Donna Tartt.
El hombre de todos los días
El arquetipo del hombre corriente suele utilizarse como sustituto del público. Este personaje suele ser una persona corriente a la que se coloca en una situación extraordinaria. El arquetipo del hombre común es distinto del arquetipo del héroe, ya que en este caso el personaje carecerá de algunos de los rasgos clave de un héroe. Puede ser naturalmente cobarde o nervioso, más que el típico héroe. El arquetipo del hombre común se ve en personajes como Arthur Dent en Guía del autoestopista galáctico (1978-1980) de Douglas Adams, Bilbo Bolsón en El Hobbit (1937) de J.R.R Tolkein, y Leopold Bloom en Ulises (1922) de James Joyce.
Arquetipos situacionales
En el ámbito de la crítica de los arquetipos literarios, algunos estudiosos y expertos creen que hay muy pocas historias diferentes. Sostienen que todo lo que se puede escribir ya se ha escrito.
Los arquetipos situacionales se refieren a cómo se desarrollan los puntos de la trama en una historia. Los personajes y los arquetipos simbólicos se sitúan en estas situaciones.
En 2005, el crítico literario Christopher Booker argumentó que sólo había 7 tramas básicas(Las siete tramas básicas (2005) Christopher Booker). Estas tramas se conocen como arquetipos situacionales. Los arquetipos situacionales son útiles porque proporcionan un escenario distinto para situar a los personajes. Algunos de los otros arquetipos situacionales son de la pobreza a la riqueza, la comedia, la tragedia y el viaje de ida y vuelta.
Vencer al monstruo
Vencer al monstruo es un arquetipo situacional que se centra en un héroe o en el arquetipo del hombre común. En esta historia, el protagonista tiene que derrotar a un gran mal que causa destrucción. La destrucción causada puede ser de cualquier tipo, como la destrucción de un lugar, de una persona o personas o de un modo de vida. Este arquetipo situacional se ve en historias como Beowulf (700 d.C.), en la que el personaje titular derrota a tres monstruos. A veces la historia puede cambiar, incluyendo la salvación de una "damisela en apuros" o de un reino. Otras veces, el monstruo puede ser metafórico y utilizarse para representar un miedo mayor. Un ejemplo moderno de este arquetipo situacional se ve en la novela Tiburón (1974), de Peter Benchley.
Renacimiento
Otro arquetipo situacional común es el renacimiento. Este arquetipo se utiliza a veces para representar la muerte o el ciclo de la vida, ya que en él un personaje renace. El renacimiento puede ser físico o metafórico. Esto se debe a que puede utilizarse para simbolizar un final y un principio para un personaje. El ejemplo más famoso de este arquetipo es la resurrección de Jesucristo en la Biblia. Otro ejemplo de este arquetipo es el renacimiento de Ebenezer Scrooge al final de Cuento de Navidad (1843) de Charles Dickens.
La búsqueda
La búsqueda (o el viaje) es un tipo de relato en el que el héroe debe viajar a un lugar concreto para recuperar o restaurar un objeto. A veces, estas historias también se centran en cómo el héroe regresa a su hogar después de esta búsqueda. Uno de los ejemplos clave de este arquetipo es "La Odisea" (725 a.C.) de Homero. Ejemplos más modernos son El Señor de los Anillos (1954) de J.R.R Tolkien y Viaje al Centro de la Tierra (1871) de Julio Verne.
Arquetipos simbólicos
El simbolismo es un recurso literario habitual que puede encontrarse en la mayoría de las obras literarias.
Arquetipos simbólicos- Son colores, formas, objetos y elementos que se utilizan con frecuencia en la literatura y que se asocian habitualmente a un concepto.
Algunos símbolos se utilizan siempre de la misma manera para representar una idea o un concepto. Los arquetipos simbólicos son una forma fácil de incluir significado y profundidad en un escrito.
La luz
En la literatura, la luz se utiliza como arquetipo simbólico de esperanza o renovación. La luz se asocia comúnmente con La Biblia, ya que Dios llama "buena" a la luz. A partir de ahí, la luz se convirtió en un símbolo que se asociaba frecuentemente con el Cielo, por lo que adquirió asociaciones positivas. En El Gran Gatsby (1925) de F. Scott Fitzgerald, la luz verde simboliza la esperanza, ya que refleja los sueños de Gatsby de estar con Daisy. La luz es, por tanto, el arquetipo simbólico de la positividad, los sueños y la esperanza. Se suele relacionar con el arquetipo situacional del renacimiento.
Oscuridad
El arquetipo simbólico de la oscuridad representa las ideas opuestas a la luz. En la literatura, la oscuridad se utiliza a menudo para simbolizar lo desconocido o la muerte. Este arquetipo simbólico suele aparecer en las historias de terror y en las tragedias. En Frankenstein (1818), de Mary Shelley, la oscuridad se utiliza para simbolizar lo desconocido y la muerte. Otro ejemplo de utilización de la oscuridad como símbolo puede verse en El corazón de las tinieblas (1899), de Joseph Conrad. En la novela, este arquetipo simbólico se utiliza para representar la muerte y el miedo.
Arquetipos literarios: crítica
Los arquetipos pueden ofrecer una visión más profunda de las obras literarias.
Crítica literaria arquetípica- Es un tipo de crítica literaria que utiliza arquetipos literarios para analizar la literatura.
La crítica literaria arquetípica es una forma de crítica literaria que hace hincapié en el papel que desempeñan los arquetipos en las obras literarias. Los críticos literarios que apoyan esta teoría sostienen que los seres humanos tienen un "inconsciente colectivo", razón por la cual se observan los mismos arquetipos en distintas culturas y épocas. La inclusión de arquetipos en la escritura animará a los lectores a reflexionar sobre las creencias y los miedos humanos. La crítica literaria arquetípica, por tanto, sostiene que los arquetipos se utilizan en la literatura para interrogar aspectos clave de la existencia humana.
Los arquetipos literarios y Carl Jung
Carl Jung fue un psicólogo suizo pionero en la idea de los arquetipos literarios. Muchas de las ideas principales de la crítica literaria arquetípica se encuentran en su libro Los arquetipos y el inconsciente colectivo (1959). Jung sostenía que había cuatro arquetipos literarios principales: el yo, el animal, la sombra y la persona.
Estos arquetipos son creados por un inconsciente colectivo. El inconsciente colectivo es la idea de que las personas tienen recuerdos compartidos que se han transmitido a lo largo de la historia. Esto explicaría por qué un arquetipo como el del sabio aparece tanto en textos antiguos como en obras modernas.
Arquetipos literarios: efecto
Los arquetipos literarios son una forma clave de garantizar que una obra de ficción sea memorable y fácilmente comprensible. Utilizar arquetipos literarios es un medio de introducir caracterización y simbolismo en una obra, sin tener que explicar un concepto al público. Los arquetipos literarios también pueden desarrollar más una historia si el escritor decide subvertirlos.
Por ejemplo, el personaje arquetípico de la damisela en apuros puede subvertirse para salvarse a sí misma, en lugar de esperar a que la salven.
Los arquetipos literarios son, por tanto, una forma sencilla de introducir personajes y conceptos que los lectores pueden comprender fácilmente y con los que pueden conectar.
Arquetipos literarios - Conclusiones clave
- Los arquetipos literarios son personajes, situaciones o símbolos universalmente reconocidos en la literatura.
- Los arquetipos de carácter son personajes basados en cualidades reconocibles e identificables para el lector.
- Los arquetipos situacionales son tramas reconocibles que ocurren en una historia.
- Los arquetipos simbólicos son colores, formas y elementos que se utilizan con frecuencia en la literatura.
- Los arquetipos literarios son una forma eficaz de hacer que la escritura sea fácil de entender y de conectar con ella.
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