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Obra moral: definición
Una obra moral es, como cabría esperar, una obra sobre la moral.
Definición
En primer lugar, consideremos la definición del término:
Una obra moral es un género teatral, originario de la época medieval, que pretendía impartir lecciones morales además de entretener al público.
Las obras morales eran narraciones alegóricas basadas en historias de la Biblia. Pretendían enseñar al público el bien y el mal utilizando razonamientos religiosos.
Una forma importante de conseguirlo era mediante personajes que eran personificaciones (la representación de cualidades o conceptos abstractos en forma humana) de conceptos, cualidades o abstracciones religiosas, tanto del bien como del mal. Personajes como la Muerte, la Piedad, la Avaricia y la Justicia, entre otros, aparecían en las obras de moralidad para guiar al protagonista hacia la bondad y, en última instancia, hacia la salvación. Se animaba al público a prestar atención a estas enseñanzas y a mantener vidas sin pecado tomando decisiones morales en sus vidas.
La obra de moralidad, la obra de milagros y la obra de misterio sonlos tres tipos centrales de marcos dramáticos vernáculos que se desarrollaron durante la Edad Media, sobre todo en Inglaterra, pero también en otras partes de Europa, como Francia, Alemania y los Países Bajos.
Dramavernáculo es un término para describir los tres tipos de obras de teatro que se produjeron durante la Edad Media. Éste fue el periodo histórico de Europa durante los siglos XV y XVI. Los tres tipos procedían de la Iglesia y tenían elementos religiosos.
Las obras demilagros representaban la vida de santos, combinando realidad y ficción en sus narraciones para relatar sucesos, milagros y martirios.
Lasobras de misterio también pueden conocerse como "obras de ciclo" debido a su estructura. Funcionaban como una colección de representaciones, o ciclos, que relataban la historia espiritual de la Humanidad, tal como se narra en la Biblia. Eran los más populares de los dramas vernáculos.
Es importante destacar que los dramas vernáculos se representaban en lengua vernácula, es decir, local y hablada, y no en un latín complejo e ininteligible, como dictaría la Iglesia católica. Los dramas vernáculos eran accesibles a la gente corriente, y permitían un propósito combinado de educación y entretenimiento, proporcionando enseñanzas fácilmente comprensibles sobre la importancia del bien y del mal.
La obra moral, en particular, marcó un importante comienzo para la transición en el drama inglés de lo litúrgico (relacionado con la Iglesia y el culto religioso) a lo secular (no religioso). Aunque seguían siendo profundamente religiosas, las obras de moralidad presentaban temas más seculares de lo que se había visto nunca en el drama inglés, sobre todo en los intentos de entretener al público entre temas serios. Podemos notarlo en la introducción de algunos elementos cómicos. La inclinación del género hacia la narración y el compromiso del público fue crucial para su popularidad.
Resumen de una obra moral
La estructura de una obra moral es una característica importante que debe tenerse en cuenta. Suelen estar escritas en un marco concreto, lo que nos permite clasificarlas en un género con relativa facilidad.
Las obras a menudo seguían a un protagonista, el héroe de la historia, que representaba a un amplio sector de la sociedad, lo que hacía que su viaje fuera aún más impactante debido a su relacionabilidad. Esto era importante para el propósito educativo de la obra, ya que permitía al público entender la historia en relación con sus propias vidas, y animaba a cada individuo a tomar decisiones más morales.
El protagonista emprende un viaje, durante el cual se enfrenta a diversos retos y encuentra formas personificadas de conceptos, atributos y abstracciones bíblicos, todo lo cual le lleva a tomar más decisiones morales en su vida. Los personajes suelen incluir vicios, concretamente los Siete Pecados Capitales, y virtudes, las Cuatro Hijas de Dios (Misericordia, Templanza, Verdad y Justicia).
Importancia del juego moral
La popularización del juego de moralidad sentó las bases para el desarrollo del campo dramático en épocas posteriores, como en las épocas Tudor e Isabelina.
Durante la época de los Tudor, la Reforma inglesa comenzó después de que Enrique VIII rompiera con la Iglesia Católica en 1527. Estableció la Iglesia de Inglaterra, nombrando al monarca su cabeza y usurpando la autoridad papal. Durante esta época se inició un renovado interés por las artes dramáticas.
Se construyó sobre los cimientos creados por los dramas vernáculos medievales; la transición a la secularidad dramática empezó a ver sus frutos en las obras creadas durante este último periodo. Ahora había más libertad, pues los dramaturgos ya no estaban limitados por temas serios y religiosos, y eran libres de explorar otros conceptos, como la historia, el amor y la comedia.
Sin embargo, el teatro no empezó a florecer hasta la época isabelina (1558-1603). Estos nuevos desarrollos se afianzaron plenamente, estableciendo el teatro isabelino.
El teatroisabelino es el término utilizado para referirse al ámbito dramático inglés durante el reinado de Isabel I.
Escribir y representar teatro se convirtió en un arte literario respetado que contaba con el apoyo y la atención de la monarquía, la aristocracia y el pueblo llano. Floreció como industria, creando una profesión para actores y dramaturgos, que ahora podían ganarse la vida con este apoyo público. Durante este periodo surgieron algunas de las figuras literarias más importantes de la historia, el más famoso William Shakespeare.
Podemos considerar de nuevo los juegos de moralidad, no sólo como una base para el desarrollo del drama inglés, sino como una influencia directa y consciente sobre Shakespeare y algunas de sus obras más famosas. Shakespeare se inspiró en los juegos de moralidad, adoptando elementos de sus tradiciones literarias, y ampliándolos, al explorar temas complejos que los juegos de moralidad medievales no podían. Muchos de sus dramas, como El rey Lear, Ricardo II y Otelo, contienen muchos topes y características del género.
Características de las obras de moralidad
Como ya se ha dicho, las obras de moralidad parecen contener todas características similares. Los principales elementos que podemos considerar son
Un protagonista que representa a la humanidad en su conjunto, o a un grupo o clase social en particular.
Tanto los personajes secundarios como los antagonistas no son individuos dimensionados, sino más bien personificaciones de diversas abstracciones, conceptos o cualidades religiosas.
Una lucha central entre el bien y el mal, que suele representar el conflicto interior humano con la moralidad.
Un desenlace en el que el protagonista triunfa sobre las fuerzas del mal adhiriéndose a la guía moral, pero con un énfasis sostenido en la mortalidad.
La narrativa está escrita y representada en lengua vernácula (la lengua hablada por la gente corriente de una región), en lugar de en latín, la lengua de la Iglesia católica. Esto permitió la accesibilidad, clave para la popularidad del género y sus fines didácticos.
Un punto de vista estrictamente moral, con claras distinciones entre el bien y el mal, según las enseñanzas cristianas.
Una estructura sencilla y corta duración; las obras de moralidad solían ser breves y presentaban un atrezzo mínimo para que pudieran representarse en espacios públicos, proporcionando lecciones morales fácilmente digeribles con rapidez.
La presencia de algunos elementos farsescos, para transmitir cierta ligereza y comicidad. Se daba más importancia al entretenimiento que a la mera educación moral.
Obras de moralidad en la literatura inglesa
Sólo hay cinco obras morales de la época medieval que hayan llegado hasta nuestros días. Aunque hay algunas diferencias en cada una de ellas, los eruditos están de acuerdo en que había dos formas principales de juego de moralidad.
La primera contenía una narración dividida en episodios, en la que se mostraba al público al protagonista principal en diversos momentos de su vida, incluyendo, quizá, su nacimiento, algunos acontecimientos importantes de su vida y, finalmente, la muerte, el Día del Juicio Final.
Un ejemplo importante de este tipo de obra es El castillo de la perseverancia (c. 1425), escrita en Inglaterra por un autor anónimo. Trata del alma del Humanum Genus, conocido como Humanidad, que reside en un castillo rodeado de fuerzas buenas y malas. La dramática narración muestra episodios de la trayectoria vital de la Humanidad desde su nacimiento hasta su muerte. Al final, el bien triunfa al expulsar al mal mediante el uso de ramos de rosas (un símbolo contemporáneamente conocido de la pasión de Cristo).
El segundo tipo de obra moral sigue el viaje de un héroe concreto, en una edad concreta de su vida, durante la cual se produce un acontecimiento importante en el que hay una lucha entre el bien y el mal.
Para este tipo de obra moral, podemos considerar la obra moral inglesa más famosa, Everyman (c. 1500). Everyman sigue a su protagonista epónimo, Everyman, que es convocado por la Muerte para dar cuenta de sus actos en vida, en su Libro de Cuentas, para presentarlo a Dios el Día del Juicio. Ante la perspectiva de la condenación eterna en el infierno, debe esperar la salvación mediante las buenas acciones de su vida.
A lo largo de la obra aparecen personajes alegóricos, como la Sabiduría, la Belleza, el Compañerismo y la Fuerza, que proporcionan importantes enseñanzas cristianas y consejos morales. Everyman es una de las pocas obras medievales que se siguen representando hoy en día.
Obras morales - Puntos clave
- Las obras de moral eran un género teatral de la época medieval que utilizaba historias alegóricas para transmitir mensajes y enseñanzas cristianas.
- Presentaban personajes que eran personificaciones de conceptos, abstracciones o cualidades religiosas y morales.
- La narración seguía a un héroe, casi siempre un símbolo de la humanidad o de un grupo social, que se ve atrapado en una lucha entre el bien y el mal.
- Aunque todavía con temas principalmente religiosos, las obras de moralidad significaron un cambio en el drama inglés, en el que las obras empezaron a explorar algunas ideas seculares.
- Las obras de moralidad fueron esenciales para el posterior establecimiento de la industria dramática, que llegó a florecer durante la época isabelina. Influyeron en el arte de escribir obras de teatro de muchas figuras posteriores, incluido Shakespeare.
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