¿Cuáles son los componentes clave de una evaluación geriátrica integral?
Los componentes clave de una evaluación geriátrica integral incluyen la evaluación médica, psicológica, funcional y social del paciente. Se revisa el estado físico a través de exámenes clínicos y de laboratorio, la salud mental mediante pruebas cognitivas, las capacidades funcionales evaluando actividades diarias, y el entorno social y familiar para identificar necesidades de apoyo.
¿Cuál es el propósito de una evaluación geriátrica integral?
El propósito de una evaluación geriátrica integral es identificar y abordar de manera holística las necesidades médicas, funcionales, psicosociales y cognitivas de los ancianos, mejorar su calidad de vida, optimizar los planes de cuidado y fomentar una gestión integral que permita un envejecimiento saludable y autónomo.
¿Cómo se lleva a cabo una evaluación geriátrica integral?
Una evaluación geriátrica integral se lleva a cabo mediante un enfoque multidimensional que incluye la valoración médica, funcional, cognitiva, emocional y social del paciente. El equipo interdisciplinario puede estar formado por médicos, enferm@ras, trabaj@res sociales y terapeutas, entre otros, para elaborar un plan de cuidado personalizado.
¿Quiénes deben someterse a una evaluación geriátrica integral?
Las personas mayores de 65 años, especialmente aquellas con múltiples condiciones médicas crónicas, fragilidad, problemas de movilidad, deterioro cognitivo o que están en riesgo de dependencia funcional, deben someterse a una evaluación geriátrica integral para optimizar su salud y calidad de vida.
¿Cuándo es recomendable realizar una evaluación geriátrica integral?
Es recomendable realizar una evaluación geriátrica integral cuando un adulto mayor presenta múltiples problemas de salud, deterioro funcional, cognitivo o social, o cuando hay cambios significativos en su estado de salud. También se sugiere durante transiciones importantes de cuidado o decisiones terapéuticas complejas.