Relaciones Profesor-Estudiante

Las relaciones entre profesores y alumnos son cruciales en el desarrollo académico de un niño.

Las interacciones positivas entre profesores y alumnos pueden aumentar el índice de éxito educativo de un alumno, mientras que una relación negativa entre el niño y las autoridades escolares puede dar lugar a un bajo rendimiento. Los estudios sociológicos demuestran que mantener una relación positiva entre profesor y alumno parece beneficiar enormemente a los alumnos.

Fig. 1 - Las etiquetas que los profesores ponen a los alumnos pueden tener profundas repercusiones en su autoimagen y su rendimiento.

A finales de la década de 1960 y principios de la de 1970, se realizaron numerosas investigaciones sociológicas sobre el etiquetado en la enseñanza. Veamos primero tres estudios principales sobre el concepto, antes de explorar cómo influyen en las relaciones profesor-alumno la clase social, el género y la etnia.

Rosenthal y Jacobson (1968)

• Este estudio se realizó en una escuela primaria californiana. Los investigadores se propusieron poner a prueba el concepto de profecía autocumplida.
• Eligieron una muestra aleatoria del 20% de los alumnos. Luego dijeron a los profesores que estos alumnos eran muy inteligentes y que , por tanto, se esperaba de ellos un rápido desarrollo académico.
• Tras someter a todos los alumnos a pruebas de CI al principio del estudio y un año después, los investigadores hallaron pruebas que corroboraban la profecía autocumplida. El grupo de alumnos seleccionado al azar, que había sido señalado por los profesores como especialmente inteligente, obtuvo en el test de CI una puntuación media superior a la del resto de los alumnos.

Hargreaves (1975)

• David Hargreaves entrevistó a profesores y realizó observación participante en las aulas de dos centros de secundaria.
• Se centró en el proceso de conocimiento de los alumnos de primer curso por parte de los profesores. Pensó que ésta era la etapa perfecta para la investigación, ya que los profesores no sabían mucho sobre los alumnos. Esto significaba que Hargreaves podía seguir todo el proceso de etiquetado de los alumnos desde el principio.
• Al final de su investigación, estableció tres etapas diferentes del proceso que había observado.

1. Especulación - En este punto, los profesores se basan en conjeturas sobre los tipos de alumnos a partir de siete puntos de observación: aspecto, conformidad con la disciplina, capacidad y entusiasmo por el trabajo, simpatía, relación con otros alumnos, personalidad y si son desviados.
2. Elaboración - Los profesores comprueban varias veces sus primeras impresiones y deciden si son correctas. Su imagen de cada alumno se vuelve más refinada y detallada.
3. Estabilización -En la última etapa, los profesores sienten que ya conocen a los alumnos y por qué hacen determinadas cosas. Suelen interpretar las mismas acciones de forma diferente, dependiendo de si tienen una imagen positiva o negativa del alumno. Los alumnos categorizados negativamente no pueden hacer nada que se vea con buenos ojos, mientras que el comportamiento perturbador de los alumnos considerados positivamente se trata con ligereza.

Waterhouse (2004)

• Un estudio sociológico de Waterhouse (2004) demostró que los profesores interactúan con los alumnos de forma diferente según cómo los hayan etiquetado previamente.
• Estas etiquetas se convierten poco a poco en la "identidad p ivotal" de los alumnos, y los profesores juzgan los comportamientos y actitudes de los alumnos en conjunto. Por ejemplo, un alumno cuya identidad pivotal se determinó como normal, recibía un castigo menos grave por comportamiento desviado que un alumno al que se etiquetó negativamente al principio.

R. C. Rist (1970) observó que los niños de guardería se dividían en tres grupos diferentes ya el octavo día de clase. Los profesores juzgaban a los niños en función de su aspecto y de sus antecedentes familiares, más que de sus capacidades. Los niños de clase trabajadora que parecían más desaliñados acababan en el grupo de los menos capaces, aunque mostraran mejores competencias que sus compañeros de clase media bien vestidos.

Howard Becker (1970) observó que los profesores de clase media veían a los alumnos de clase media como alumnos ideales, por ser educados y hablar y vestir bien. Los profesores veían positivamente a estos alumnos, mientras que tendían a mantener actitudes más negativas hacia los alumnos de clase trabajadora, independientemente de su inteligencia.

El etiquetado negativo de los profesores puede tener graves consecuencias negativas en el desarrollo educativo de los alumnos de clase trabajadora. Según Becker, este prejuicio es una de las causas de que los alumnos de clase trabajadora no obtengan tan buenos resultados escolares como sus compañeros de clase media.

Swann y Graddol (1994) descubrieron que los profesores consideran a los chicos perturbadores con más frecuencia que a las chicas. Como consecuencia, los profesores dedican más tiempo a disciplinar que a ayudar a los chicos y muestran menos expectativas hacia ellos. Por lo tanto, los chicos suelen tener un rendimiento académico inferior al de las chicas.

La investigaciónde John Abraham (1986) mostró una tendencia similar. Pidió a los profesores que describieran al alumno típico de ambos sexos. Los profesores definieron al chico típico como alguien que buscaba atención, perturbador y menos inteligente, mientras que la chica típica era inteligente, bien educada, tranquila y trabajadora.

Fig. 2 - Las chicas suelen ser más trabajadoras y estudiosas que los chicos.

Sociólogos como Jackson (2006) señalan, sin embargo, que está surgiendo una cultura de chicas revoltosas, por lo que esta división podría cambiar en el futuro.

Relación profesor-alumno en el Reino Unido

David Gilborn (1990) observó que, a pesar de los intentos de la mayoría de los profesores de tratar a todos los alumnos por igual, los niños afrocaribeños del Reino Unido son controlados y disciplinados con mucha más frecuencia, incluso cuando no hay motivo para ello. En teoría, los profesores rechazan el racismo, pero sus acciones son racistas. Como consecuencia, los alumnos afrocaribeños suelen estar más implicados en los conflictos escolares y tienen pocas oportunidades de quejarse de su situación.

Cecile Wright (1992) apoyó las conclusiones de Gilborn argumentando que todas las minorías étnicas reciben de los profesores un trato diferente al de los alumnos blancos. Suele pensarse que los alumnos asiáticos no hablan muy bien inglés, por lo que los profesores rara vez les llaman para que respondan a las preguntas. Sin embargo, como se les considera callados y de buen comportamiento, rara vez se les disciplina y a menudo se les ignora. En cambio, de los alumnos afrocaribeños se espera que sean revoltosos, agresivos y perturbadores, y reciben una atención especial (sobre todo negativa).

Sumándose al debate, Tony Sewell (1996) afirmó que los alumnos negros varones suelen ser percibidos como una amenaza por los profesores. Debido a su socialización racista, los profesores parecen tener miedo de la masculinidad, la sexualidad y el poder físico percibidos de los alumnos. Sewell también señaló que los chicos negros afirman que sus culturas sólo reciben un reconocimiento negativo por parte de las autoridades escolares.

• El experimento deRosenthal y Jacobson(1968), y muchos otros estudios sobre el etiquetado de los profesores, han sido criticados por su falta de fiabilidad.

• Algunos sociólogos afirman que la teoría del etiquetado de los profesores concede demasiada importancia al papel del profesor en el desarrollo de la educación de los alumnos. Los sociólogos estructuralistas señalan que el propio sistema escolar fomenta el etiquetado mediante pruebas de acceso, contra las que los profesores poco pueden hacer. Incluso se les pide que ayuden a los alumnos que obtienen malos resultados en los exámenes, lo que inmediatamente "agrupa" a los alumnos en la mente de los profesores antes incluso de que se hayan conocido.

• El etiquetado negativo no siempre influye negativamente en el desarrollo de los alumnos. Margaret Fuller (1984) descubrió que a las alumnas negras de Londres se las clasificaba como alumnas de bajo rendimiento, pero en lugar de aceptar la etiqueta, estudiaban mucho para demostrar que los profesores estaban equivocados. En este caso, según Fuller, el etiquetado negativo tuvo un efecto positivo en el desarrollo de las alumnas. No seguía la profecía autocumplida.

• Algunos sociólogos afirman que, en la sociedad contemporánea, los profesores tienen formación en sensibilidad y es mucho menos probable que hagan distinciones entre sus alumnos en función de su origen social y cultural.